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Las necesitamos a todas: Mujeres y la construcción de paz en Beijing+30



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Analizamos cómo la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing ha sido un referente para los derechos de las mujeres en todo el mundo, aunque aún queda mucho por hacer.

A 30 años de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing, el mundo se enfrenta a nuevos desafíos en derechos humanos, equidad y conflictos globales. La CSW69 (Beijing+30) de Naciones Unidas en 2025 será un momento clave para evaluar los avances y trazar el camino hacia un futuro más justo.  

Si hay algo que la historia nos ha enseñado, es que las mujeres son esenciales en la construcción de la paz. No solo constituyen más de la mitad de la población, sino que han sido agentes de cambio en sociedades marcadas por la violencia, la desigualdad y la crisis. En momentos de conflicto, son quienes sostienen comunidades, reconstruyen sociedades y promueven soluciones duraderas.  

Las mujeres como arquitectas de paz  

El desarrollo humano y la estabilidad de un país no pueden entenderse sin la participación de las mujeres. La paz no es solo la ausencia de guerra; es la construcción de sociedades justas, inclusivas y equitativas. Cuando las mujeres están en la mesa de negociaciones, los acuerdos de paz son más sostenibles. Según estudios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los procesos de paz en los que las mujeres tienen un papel activo tienen un 35% más de probabilidades de durar al menos 15 años.  

Pero la participación de las mujeres no se limita a la diplomacia o la política. Construir paz es también educar, sanar, dialogar y resistir. Desde las madres que buscan a sus hijos desaparecidos hasta las líderes comunitarias que reconstruyen el tejido social, las mujeres han demostrado que la paz se construye en lo cotidiano: en la familia, en la escuela, en la empresa y en la comunidad.  

Beijing+30: Un llamado a la acción  

Desde 1995, la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing ha sido un referente para los derechos de las mujeres en todo el mundo. Sin embargo, tres décadas después, aún queda mucho por hacer. La violencia sigue presente, las brechas salariales persisten y, en muchos lugares, las mujeres siguen siendo excluidas de la toma de decisiones.  

En este contexto, Beijing+30 es una oportunidad para reflexionar sobre qué hemos logrado y qué más podemos hacer. Es un recordatorio de que las mujeres no somos solo beneficiarias de políticas públicas, sino líderes activas en la transformación del mundo.  

Las necesitamos a todas  

La humanidad avanza con dos piernas: una masculina y otra femenina. Pretender correr solo con una de ellas es absurdo y contraproducente. El desarrollo sostenible, la justicia social y la paz duradera requieren la participación plena y efectiva de las mujeres en todos los ámbitos.  

Necesitamos a todas: a las que trabajan por la educación, por la justicia, por la igualdad; a las que defienden la dignidad de cada persona, a las que cuidan, a las que lideran, a las que construyen desde el arte, la ciencia y la política. Beijing+30 es un recordatorio de que ninguna voz es prescindible y que la paz solo será posible cuando todas estemos en la conversación.  

*Colaboración de la Mtra. María Eugenia Cárdenas Cisneros, directora del Centro Anáhuac de Liderazgo, Formación Integral en Posgrado (CALFIP) y del Instituto de la Mujer.


Más información:
Mtra. Carolina Leticia Ibarra García
carolina.ibarra@anahuac.mx
Formación y Cultura de Paz