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PAISAJE-URBANO-HISTÓRICO

El Paisaje Urbano Histórico como Marco Educativo: TRAMAS OCULTAS

La ciudad, como territorio construido y vivido, es también un espacio de aprendizaje. En sus calles, plazas y vacíos se inscriben capas de historia, memoria, poder y olvido. Dentro de este tejido complejo, el Paisaje Urbano Histórico (PUH) no es únicamente un escenario visual o un bien patrimonial, sino un sistema cultural vivo que puede operar como marco pedagógico en la formación de arquitectos y urbanistas.
 

Esta propuesta parte de la convicción de que el PUH puede ser una herramienta crítica y sensible para repensar la enseñanza universitaria del urbanismo y la arquitectura, especialmente en contextos como el de Puebla, donde lo histórico convive, resiste y muchas veces se silencia frente a las lógicas del desarrollo contemporáneo.
 

La formación académica en arquitectura y urbanismo, particularmente en el contexto universitario latinoamericano, suele abordar la ciudad desde una perspectiva técnica, formalista o idealizada, desconectada de sus realidades sociales, de su historia vivida y de los procesos que configuran sus paisajes urbanos en el tiempo.

Se enseña el urbanismo desde el plano, se proyecta desde la abstracción, y se contempla el patrimonio desde la nostalgia o el turismo, pero rara vez se emplea el paisaje urbano histórico como herramienta crítica para entender el habitar humano, las disputas territoriales o las relaciones socioespaciales que atraviesan la ciudad.
 

Desde esta mirada surge la siguiente hipótesis: el PUH puede contribuir a reestructurar el enfoque educativo de la arquitectura y el urbanismo, al introducir una lógica más humana, sensible y relacional, desde las aulas universitarias.
 

Dos ejes rectores.
 

1. El Paisaje Urbano Histórico como marco pedagógico y ético

El PUH, entendido no sólo como forma construida sino como expresión de procesos históricos, usos sociales y valores culturales, ofrece un marco no lineal ni rígido, sino dialógico y crítico para enseñar arquitectura y urbanismo. En lugar de limitarse a la conservación formal de elementos “valiosos”, el PUH puede usarse para formar una conciencia situada, que entienda la ciudad como construcción colectiva, como estratificación histórica, como narrativa abierta. Esto implica educar no sólo en proyectar o intervenir, sino también en mirar, escuchar y leer críticamente el territorio.
 

“El paisaje no es sólo objeto de contemplación, sino categoría relacional, cultural e histórica” (González Avellaneda, 2011).
 

2. Hacia un pensamiento urbano más humano

Finalmente, el PUH permite abrir la enseñanza hacia lo humano en su dimensión más amplia: la memoria, la diversidad, el conflicto, la esperanza. Educar desde el PUH implica dejar de ver la ciudad como objeto y comenzar a vivirla como sujeto. Es también una oportunidad para reconectar la educación superior con el derecho a la ciudad, para hacer del espacio público un aula extendida y del patrimonio, una plataforma de ciudadanía activa. La educación universitaria, al apoyarse en el PUH, puede promover una arquitectura más justa, más consciente, más poética.
 

Pensar el Paisaje Urbano Histórico como herramienta educativa no es solo una propuesta pedagógica: es también un acto político, estético y ético. Es una forma de devolverle al urbanismo y a la arquitectura su dimensión crítica, situada y transformadora. Esta propuesta artística —situada en el marco del concurso— busca encarnar esta idea a través de una instalación que no solo representa el PUH, sino que invita a habitarlo, pensarlo y discutirlo como un espacio de aprendizaje colectivo. Desde ahí, proponemos abrir un nuevo enfoque universitario, donde las ciudades no solo se estudien, sino que eduquen; donde los paisajes no solo se preserven, sino que nos transformen.


Mtro. Arq. Luis Moctezuma Gutiérrez Cevada
Docente de la Escuela de Arquitectura y Diseño