La mujer en la historia del mundo y la medicina
Es imposible entender el contexto de la femineidad actual sin conocer la historia del ser humano a través del paso del tiempo. Independientemente de nuestras creencias sobre el origen del universo ya sean religiosas o científicas o porque no una mezcla de ambas, tenemos que reconocer que en algún momento el hombre y la mujer evolucionaron desde formas prehistóricas y salvajes hasta encontrarnos de frente con una sociedad totalmente desarrollada como la conocemos actualmente.
Existen en la historia de la humanidad momentos que han marcado el desarrollo evolutivo de las especies tal como lo describió Darwin, estos momentos iniciarían según algunos historiadores con la revolución agrícola 10,000 millones de años a.C. Ahí empezó la división del trabajo. Cuando nos hicimos sedentarios y se inició la agricultura, el papel de la mujer tomó un camino distinto al del hombre. Es a partir de ese momento que nace la propiedad privada y también se priva a las mujeres de recibir la misma educación que los hombres, esto consecuencia de la conciencia de paternidad, el linaje y la herencia.
Es por eso que mientras el padre de la medicina Hipócrates estudia el cuerpo y la mente y escribe el juramento hipocrático las mujeres nos dedicamos a trabajar en el campo y nos volvemos expertas en el manejo de la herbolaria, es ahí en donde nace la medicina. Sin embargo, la historia se ha escrito siempre desde un punto de vista patriarcal. Dándole más importancia a las tareas científicas o de élites altas, gobernadas por el sexo masculino, que a las tareas manuales o del proletariado.
El siguiente hito histórico que marcó el papel de la mujer en la sociedad fue el oscurantismo que tuvo una duración aproximada de 1500 años d.C. La persecución de las mujeres en una cacería de brujas, literal, ocasionó un retroceso en la evolución de la figura femenina, delegándonos a las tareas domésticas y de crianza que, volviendo nuevamente al punto anterior, continúa estereotipando y denigrando esas tareas al parecer sin relevancia para los seres humanos actuales.
Pero poco se habla de cómo algunas mujeres como por ejemplo, la primera cirujana Elena de Céspedes, tuvo que vestirse e incluso vivir como hombre para poder practicar la cirugía de ese entonces. Se casó con dos mujeres lo cual nos habla de los pocos estigmas sexuales de ese tiempo, pero que cuando fue descubierta la azotaron y la obligaron a trabajar sin remuneración alguna, es decir, continuó su labor como cirujana hasta el final de su vida, seguramente era buena. Y como ella hay otras miles de mujeres cuyos nombres no salieron a la luz pública.
La derrota histórica del sexo femenino es relatada por Engels y surge a raíz de equiparar el sexo femenino con el proletariado y otras agrupaciones que han sido discriminadas con el paso del tiempo y así sigue la historia de la humanidad hasta llegar a la revolución francesa, otro gran momento en el que se le permitió a algunas mujeres luchar mano a mano con los hombres en el campo de batalla, pero inmediatamente en la posguerra, esas mismas mujeres fueron guillotinadas por querer luchar también por su libertad, siempre se ha vivido en sociedades ambiguas con ideales politizados y capitalistas.
Estos ambientes bélicos llevaron a que algunas mujeres como Emmeline Pankhurst usarán la fuerza para hacerse escuchar, logrando así el voto femenino. Al mismo tiempo, poco se habla también de mujeres como Elizabeth Blackwell la primera mujer matriculada en una universidad de medicina, quien defendió la postura de que únicamente con el estudio y el dominio científico de las diferentes tareas gobernadas por los hombres, incluyendo obvio a la medicina, es que podíamos demostrar igualdad entre sexos.
Aquí en México Matilda Montoya Lafragua quien recibiría su título de Médica de manos del presidente Porfirio Díaz luego de años de lucha por pertenecer a este gremio. Y así como ellas, siguieron muchas otras que fueron aceptadas pensando que era una broma, sufriendo acoso por parte de sus compañeros, pero seguramente también por parte de otras mujeres que las juzgaron y de eso también poco se habla.
Y mucho menos se habla de la feminización del acto médico y de que, seguramente también existieron hombres con conductas maternales que hicieron que se tuviera una mayor empatía hacia el paciente, cosa que no era muy frecuente ver en los hombres barbados con traje y sombrero que no se querían ensuciar las manos tocando a los pacientes.
Concluyo estas líneas tomando un poco la visión de Gerda Lerner, creo que todos los seres humanos tenemos un lado masculino y uno femenino, no podemos cerrar los ojos ante las injusticias de las que hemos sido y seguiremos siendo las mujeres, como la brecha salarial y los techos de cristal, pero insisto, poco se habla también de las injusticias que algunos hombres han vivido. El seguir luchando por la supremacía de sexos me parece una pérdida de tiempo, debemos enfocar nuestra energía en tener un ambiente fraternal tanto en nuestras casas como en nuestros trabajos y en liberarnos de la manipulación mental de plataformas virtuales que solo fomentan la cultura del odio mientras lo verdaderamente importante que es la escasez de recursos naturales está acabando con el planeta
Por la Dra. Iliana González Pezzat
Acerca de la Dra. Iliana García
Médico Cirujano General y Cirujano Bariatra, certificado por CMCOEM. Socia de la Asociación Mexicana de Cirugía General AMCG desde 2014. Socia del Colegio Mexicano de Cirugía de Obesidad y Enfermedades Metabólicas CMCOEM desde 2015. Socia de IFSO desde 2016. Consejera por Puebla del Consejo Mexicano de Cirugía General desde 2021. Sinodal supervisor de Cirugía Bariátrica del Consejo Mexicano de cirugía general desde 202. Docente de la Universidad Anáhuac de la materia Cirugía General desde agosto 2024.