Nicolás Llanten Quiroz reflexiona sobre la ciudadanía y el poder en la Antigua Roma

Liderazgo Anáhuac en Humanismo
El evento organizado por la Coordinación de Humanismo Clásico y Contemporáneo exploró la evolución de la ciudadanía romana y su impacto en la actualidad, destacando valores como la virtud, la participación cívica y la responsabilidad social.
El Campus Sur de nuestra Universidad Anáhuac México fue la sede de la conferencia “¿Cives et milites?: reflexiones sobre el Estado y el poder en la construcción de la Roma Republicana”, la cual fue impartida por el Mtro. Nicolás Llanten Quiroz. El objetivo de este evento fue compartir con los alumnos una reflexión sobre los elementos que determinaban al ciudadano ideal en la Antigua Roma y que actualmente son valores que deben fortalecerse en los ciudadanos.
Organizada por la Coordinación de Humanismo Clásico y Contemporáneo de la Dirección Académica de Formación Integral (DAFI), la disertación ofreció un recorrido histórico y reflexivo sobre la evolución de la ciudadanía romana desde la República hasta el Imperio. El Mtro. Llantén expuso cómo la sociedad romana construyó un modelo de ciudadano basado en la disciplina, la constancia, el respeto por los dioses y la autoridad, pero sobre todo en la virtud, concepto central que garantizaba la libertad, la seguridad, la vida y en suma, “todo lo bueno”.
Además, se analizaron algunos privilegios y derechos de los habitantes libres de Roma, como: un juicio justo, votar y ser votado, matrimonio legal, propiedad privada, liberación de impuestos y libertad de movimiento dentro del territorio romano y, sobre todo, la protección del Estado. Prerrogativas que son también implicaciones de nuestra ciudadanía y, así como al ciudadano romano lo obligaban a tener obediencia y respeto por la autoridad, orden y lealtad al ejército, hoy deben motivar en nosotros el deseo de una ciudadanía que enaltezca nuestra dignidad humana y nos impulse a ser mejores personas.
Finalmente, el Mtro. Llantén puso de manifiesto que el Estado Romano en su totalidad fue un modelo político que promovía una visión del ciudadano con privilegios, pero también con una obligación estricta de participación, respeto y virtuosidad. Dejó claro que la noción de ciudadanía iba más allá de los derechos y privilegios; implicaba un profundo sentido de responsabilidad hacia la comunidad y el Estado, un compromiso real con la virtud.
Actualmente, en un mundo que todavía debate el papel del ciudadano, el modelo romano nos invita a cuestionarnos ¿qué significa ser un ciudadano virtuoso en nuestro tiempo? Y para moldear a un buen ciudadano debemos tener en cuenta la frase de Tito Livio: “La grandeza de Roma no se debe solo a las hazañas de sus generales, sino a la virtud de sus ciudadanos”.
Más información:
Mtra. Laura de Vizcaya Corzo
laura.devizcayaco@anahuac.mx
Dirección Académica de Formación Integral (DAFI)