¿Pentecostés debería ser big deal para mí?

Liderazgo Anáhuac en Humanismo
El P. Brian Coe, L.C. reflexiona sobre cómo Pentecostés puede renovar el alma y abrir la vida a la acción transformadora del Espíritu Santo.
Para muchos universitarios Pentecostés les parece un evento católico extraño, con nombre rimbombante y demasiada solemnidad. Les cuesta comprender que pueda tener algún valor para su vida.
La verdad, les comprendo. Es una fiesta litúrgica dedicada a conmemorar la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles hace casi 2,000 años, e invita a invocarlo para que continúe enriqueciendo a la Iglesia.
¿Cómo podría tener que ver con la vida de un joven universitario en 2025?
Pero curiosamente, por otro lado, esta fiesta emociona a muchos jóvenes. Tanto así que, el sábado 7 de junio de 2025, de 19:00 a 22:00 horas cientos de jóvenes se reunieron en la Capilla Universitaria del Campus Norte para pasar la noche en oración, invocando al Espíritu Santo. Estuvo increíble.
¿Qué les movió a estos jóvenes a pasar un sábado en la noche orando?
En vez de aburrirte con reflexiones de por qué esta fiesta es big deal para gente como yo (soy sacerdote católico, legionario de Cristo), voy a intentar expresarte el valor que estos jóvenes encuentran en ella, y cómo el Espíritu Santo puede aportar algo real a tu vida universitaria.
Veo al Espíritu Santo a la obra, enriqueciendo la vida de los universitarios casi todos los días.
Como ejemplo sencillo de esto, me acuerdo, de una pareja de novios que vinieron conmigo después de una pelea severa para ver si hubiera manera de “salvar” la relación. En lo personal no le veía yo mucha esperanza, pero dijimos “ven, Espíritu Santo”, y empezamos a platicar.
El enojo seguía presente; la discusión se reavivó frente a mí, y cualquiera habría pensado que el noviazgo terminaría ahí mismo. Sin embargo, sucedió algo inesperado. Vino al corazón de uno de nosotros la frase de Jesús en la cruz: “Padre perdónalos, no saben lo que hacen.”
Nos dimos cuenta que era el Espíritu Santo invitándolos a perdonar, como Jesús lo hizo. Pensé: “Buena idea, pero veamos si realmente pueden.” Efectivamente, dentro de no mucho la rabia se disipó y se perdonaron mutuamente. El Espíritu Santo les había enseñado el camino y también dado la fuerza para poder encaminarse.
En mis diez años de servicio sacerdotal en la Anáhuac, he visto al Espíritu Santo obrar maravillas un sinfín de veces. Me encanta ver cómo la riqueza de la gracia alegra y transforma las vidas de tantos jóvenes, así como pasó con esta pareja que te cuento. He visto milagros en cientos de corazones: jóvenes que superaron una depresión clínica; que reconstruyeron su autoimagen negativa por relaciones destructivas; que lograron salir de ambientes de violencia verbal o física, y muchos otros casos.
El Espíritu Santo tiene mil formas, grandes y pequeñas, de enriquecer tu vida.
Puede ayudarte a amar más y mejor a tu familia, pareja, amigos y compañeros. Puede darte paz y una alegría profunda incluso en medio del dolor. Puede darte paciencia para tratar con personas difíciles y constancia para estudiar cuando preferirías hacer otra cosa. También puede orientarte al momento de decidir tu camino en la vida.
¿Qué tan big deal debería ser Pentecostés para ti?
Depende de qué tan plena quieras que sea tu vida.
*Colaboración del P. Brian Coe, L.C., auxiliar de la Dirección de Pastoral Universitaria de la Universidad Anáhuac México Campus Norte y un asesor espiritual del Movimiento Regnum Christi. Lo puedes seguir en la cuenta de Instagram donde comparte reflexiones sobre la vida espiritual para jóvenes: @massantosde20tantos
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